Nací en 1949, en un barrio que se llamaba 4 de junio, en Avellaneda, pero pronto mis padres se mudaron a Dock Sud, que fue mi barrio de siempre y del corazón, porque si bien me fui a los 23 años, como decía el gran “Pichuco” Troilo:
Alguien dijo una vez
Que yo me fui de mi barrio,
Cuando? …pero cuando?
Si siempre estoy llegando!………
Hoy con 72 años, decidí abrir esta página para compartir mis escritos, que, en su gran mayoría, se basan en vivencias dockenses, en mi trabajo en el mercado asegurador y en mi fascinación por la política, actividad que mamé de muy niño a través de mi padre, mis tíos y mi abuelo FLAVIO..
Escribir es una consecuencia y “la culpa” la tienen mis padres. A los seis meses de edad me apareció una hernia que impidió que pudiera correr, jugar al futbol o hacer ejercicio, esa limitación duró hasta mis 11 años. Entonces, cuando tenía cuatro años, me compraron mi primer Billiken, para ver si dejaba de correr y saltar. Ahí me transformé en lector de historietas, Las Aventuras de Pi-Pio, Pelopincho y Cachirula, Misia Pepa, La Hormiguita Viajera y mis favoritas El enigma de la Atlántida y El Fantasma Justiciero.
Si bien todavía me costaba leer, el paso del tiempo hizo que la revista cada vez durara menos; recuerdo la tarde en que mi madre dijo “…mirá César en media hora dice que terminó de leer y se quiere ir a jugar a la pelota y no puede….”. Entonces mi viejo, que era un piola de aquellos me preguntó, así que leiste todo el Billiken??? Si papá respondí muy seguro…; y dijo: bueno, muy bien te creo, pero…a ver contame lo que leiste de este cuento con una espiga de trigo…; pero no papi, no tiene dibujos, no es una historieta…; ajaja… entonces no leiste todo el Billiken…; si pero…; a ver contame sobre Davy Crockett o este cuento de la Isla del Tesoro…..; pero no papá son muchas letras y poquitos dibujos…. Bueno hijo entonces no leiste toda la revista….; no papá, tenés razón…; muy bien Jorgito, desde hoy vas a leerla completa y cuando yo llegue del trabajo me vas a contar lo que recuerdes, te parece bien???
Y así, empecé a leer letras sin dibujitos, conocí a Homero, su increible Ilíada, la ira de Aquiles, Helena, Patroclo y Troya; con la Odisea navegué el Mediterráneo junto a Ulises y los suyos; sufrí con los Doce Trabajos de Hércules; me enamoré del folklore por medio de los versos de José Hernandez y su Martín Fierro; entristecí con el Cantar de Roland o Roland de Roncesvalles; disfruté Allá Lejos y Hace Tiempo, de Guillermo Enrique Hudson.
Mi debilidad por las historietas no había menguado y disfrutaba con las revistas de Editorial Novaro (en el barrio le decíamos las mexicanas), también fui feliz con Frontera, Puño Fuerte, Hora Cero, Poncho Negro, Pimpinela y Misterix, más cerca Skorpio, Corto Maltés, Titbits y las publicaciones de Editorial Columba.
La señora AIXA MERCEDES BOER SAENZ, una maravilla de mujer, directora de mi escuela, la N° 33, Jorge Newbery, de Dock Sud, fue la que me introdujo en el mundo de la fantasía, la ciencia ficción, me acercó a Julio Verne y gracias a ella, me encontré en mi adolescencia con Isaac Asimov, Arthur C Clarke, Brian Aldiss, Ray Bradbury, Sprague del Camp, Philip K. Dick y Theodore Sturgeon, entre otros maravillosos autores que desataron mis sueños y mi imaginación. En esa época del primario, recibí mi primer reconocimiento literario, la Fuerza Aérea me regaló un avión de madera balsa, por haber escrito una composición (así se llamaba en mis tiempos) sobre Jorge Newbery, lamentablemente no la guardé ni recuerdo que había escrito.
En mi tercer año del secundario, el comercial de esos tiempos, tuve una excelente profesora de Literatura (además de muy bonita y una sonrisa increible), quien me presentó a los dos libros básicos de nuestra lengua, Don Quijote y El Cantar del Mío Cid. Así me acercó a los grandes autores españoles Calderón de la Barca, Lope de Vega, Juan Ramón Jimenez y Juan Ruiz el Arcipreste de Hita y su Libro del Buen Amor.
Soy lector de Sarmiento, Jauretche, Cortázar, Bioy Casares, Quiroga, Arlt, Sábato, Oesterheld y su maravilloso Eternauta y mi queridísimo Roberto “el negro” Fontanarrosa. También paladeo la pluma de Alejo Carpentier, Huxley, Galeano, Saramago y García Marquez (para mí ambos geniales), Truman Capote, Hemingway, Faulkner, Knut Hamsum, el único e inigualable Jorge Luis Borges y algunos otros.
No quiero dejar de lado la poesía, una expresión literaria que, para un futuro gran amigo, es la síntesis en sí misma, Bécquer, García Lorca, el gran Neruda, Benedetti, Borges, Machado, Guillen y José Asunción Silva, quienes con sus poesías dan más lustre a la literatura hispanoamericana.
También me parece justo nombrar a algunos, de los muchos, poetas populares, que a través del tiempo nos han influenciado con sus versos, aunque quizá no se los vea como literatos lisos y llanos, José Larralde, Carlos de la Púa, Jaime Dávalos, Pascual Contursi, Cesar Isella, Discépolo, Atahualpa Yupanqui, Homero Manzi, Eduardo Falú, Catulo Castillo, Víctor Heredia, Alfredo Zitarrosa, Alfredo Le Pera, Joan Manuel Serrat, Chango Rodriguez, Pablo Milanés, Enrique Cadícamo, Andrés Chazarreta, Eladia Blazquez, León Benaros, Ariel Petrocelli, Silvio Rodriguez, el flaco Spinetta, Charly García y León Gieco.
Desde que nací, en 1949, mi patria fue campo de múltiples gobiernos con distintos signos políticos; también fue conejilla de indias de experimentos socioeconómicos que siempre o las más de las veces respondían al poder financiero mundial. Dictaduras y “cuasi democracias” fueron “modelando” a mí generación, bajo un aura fundamentalmente autoritaria. Mis “influencers” hasta mi adolescencia fueron mi abuelo, un tano muy laburante, casi esclavo de sus patrones ingleses en el Frigorífico Anglo; mi padre, peronista e idealista a carta cabal, mi tío Americo, un gremialista de los que ya no hay, mi abuelita, esa tana dulce y hermosa que murió soñando con volver a su terruño, Magliano de´Marzi en los Abruzzos y mi vieja querida que lo único que pretendía era poder llegar a fin de mes con el sueldo de mi viejo y nunca lo logró.
He vivido muchos tiempos de temores y silencios, de callar y no gritar, hoy esa época pareciera que llegó a su fin, aunque no estoy tan convencido. Así, en el ocaso de mi vida, desde esta página, con mis escritos trato de darme el gusto de expresar libremente mis sentimientos y pensamientos sinceros, sin temores ni ofensas para nadie.
Agradezco enormemente a mi esposa y a mis hijos porque siempre me alentaron en cada uno de los emprendimientos que inicié; a Amaru Juan y a Maia, mis queridos nietos, quienes con su amor incondicional me dan la fuerza necesaria para seguir adelante; a Gustavo Di Pace que me inició en el difícil camino de la escritura, a Eduardo Rubio mi amigo de la infancia, que sabiendo de mis lecturas me pedía que le contara lo que leía, así logró, sin querer, que fuera un muy buen contador de historias; a mis abuelitos, tanos hermosos que siempre me mimaron y entendieron y a todos los que formaron parte de mi niñez y adolescencia, quienes de alguna manera siempre están presentes en mis relatos.
Espero que les guste
Te felicito hermano, muy anecdótica tu narración q me hace conocerte un poco más, ya que siempre supe de tu pasión x la lectura pero no sabía como te habías iniciado en ella. Un abrazo y felicidades x esta iniciativa!!!!! ❤🌹❤